domingo, 4 de diciembre de 2011

El peligro de la autoedición

Hace unos cuantos años, era prácticamente imposible publicar un libro con una editorial decente si no tenías un padrino o un apellido que garantizara unas ventas estratosféricas. Un editor no se jugaba los cuartos ni ponía su prestigio encima de la mesa si no veía su inversión lo suficientemente segura . Fue entonces cuando surgió la autoedición.
Eran muchos los escritores que confiaban de forma plena en la calidad y las posibilidades de sus obras, y proponían a las editoriales participar económicamente en la edición, pagando una parte de los costes o incluso asumiéndolos al cien por cien. Fueron muchas las editoriales que aceptaron este método y, si no lo hacían de forma oficial, lo hacían bajo cuerda. Los resultados fueron muy diversos, ya que muchos autores desconocidos se revelaron como auténticas promesas de este mundillo, mientras que otros no sólo vieron sus sueños rotos, sino que además se quedaron con cara de "qué ha pasado aquí", y con los bolsillos vacios.
Algunas editoriales vieron en esta práctica un filón y decidieron dedicarse únicamente a la autoedición. Así, cada vez era más habitual encontrar con anuncios pidiendo escritores y, cuando llamabas, te sorprendían con unas tarifas desorbitantes y unas promesas que rayaban la fantasía. Surgieron así las empresas, aunque algunos se empeñen en llamarlas de otra manera, que permitían a los escritores emergentes cumplir su sueño y ver su novela en las estanterías de sus librerías favoritas a cambio de asumir los costes de la edición. Esta práctica alentó a gran cantidad de autores a enviar sus manuscritos, y si obra tenía la calidad suficiente el editor se comprometía a hacer lo que estuviera en su mano por darla a conocer sin tener que arriesgar ni un céntimo.
El problema surgió cuando, como siempre, aparecieron unos cuantos espabilados dispuestos a exprimir a la gallina de los huevos de oro hasta que reventase. Que nadie se sorprenda, porque esta historia ya ha sucedido antes, y se seguirá repitiendo. Música, arte... nada escapa de los especuladores. Algunas editoriales, que vieron como la publicación de esas obras desconocidas no solamente les reportaba bastante beneficios, sino que además no suponía ningún tipo de riesgo a nivel económico, bajaron de forma paulatina sus criterios de edición. Si antes se leían diez obras antes de decidirse a publicar una de ellas... ¿Por qué no publicar las diez? Al fin y al cabo, no era su dinero el que estaba en juego.
Esta práctica es muy peligrosa, e incomprensible desde mi punto de vista, ya que cuando una editorial publica una novela, o un poemario, o lo que sea, está poniendo su nombre y su prestigio encima de la mesa. Si la editorial X publica un libro que es una porquería... ¿No está echándose tierra encima? ¿No serán cada vez más reticentes los distribuidores y los libreros a trabajar con ellos? Todos los que empezamos con este mundillo nos topamos con editoriales de este estilo, a las que mandas tu manuscrito y te contestan a los diez minutos diciendo que les ha encantado y que eres el próximo Pérez-Reverte. Y claro, hay ilusos que tragan, y que son estafados por su propia vanidad.
Esta práctica no es ilegal, y es uno de los factores que ha provocado que el mundillo editorial cada vez esté más saturado, y que cada vez sea más dificil acceder a él. El trabajo de las editoriales no sólamente implica la puesta en circulación de las obras. Existe todo un proceso de maquetación, revisión, comprobación... Prescindir de estos procesos hace que en el mercado haya libros con errores ortotipográficos, contradicciones, plagios, e incluso frases mal construidas y sin sentido. El mercado está saturado, y el hecho de que cualquiera que escriba unas cuantas lineas sea capaz de verlas publicadas al precio que sea ha contribuido a saturarlo aun más. Hoy en día, para publicar un libro no hace falta talento, sino dinero.
Los que estamos empezando en este mundillo tenemos la enorme responsabilidad de no caer en esta trampa. La autoedición es una herramienta muy valiosa para los que queremos dedicarnos a escribir, ya que tener un buen curriculum y unas ventas decentes pueden hacer que alguna editorial se fije en tí, pero para ello debemos hacer examen de conciencia. Un escritor primerizo debe ser crítico consigo mismo y con su obra. Debe revisarla minuciosamente mil millones de veces, comprobar los datos, consultar a profesionales y, sobre todo, valorarla con objetividad.
He leido obras autoeditadas de escritores noveles que son una auténtica basura. Novelas que, como mucho, habrán leido sólo los familiares y amigos más íntimos del escritor (quizás ni eso), que habrán dado una valoración subjetiva y cargada de mentiras para no herir su sensibilidad. Obras así hacen que las demás pierdan su valor, y se pierdan en un mar de novedades editoriales cada vez más saturado. Publicar una novela es algo serio, y hay que tomárselo como tal. No entiendo a los escritores primerizos que exigen el reconocimiento mediático, y que esperan que su obra esté en los escaparates de las mejores librerías durante meses. Escribir es mucho más que eso, pero hay gente que no lo va a entender nunca.
Es imposible dar aviso a las editoriales, pues la mayoría no son otra cosa que empresas que no van a dejar de hacer números en pos de eso que algunos llaman "dignidad" o imagen corporativa. Este mensaje es para todos aquellos que, como yo, comienzan en este mundillo: sed exigentes con vosotros mismos. Es dificil hacerse un hueco, pero de nada sirve hacerlo aún más dificil. Tenemos toda la vida por delante para escribir, así que no os preocupeis si vuestra obra no ha quedado como esperabais, y apresuraros a escribir otra. Publicar a cualquier precio es una quimera, una manera como otra cualquiera de sacarle los cuartos al personal.
Hay quien se hace llamar "escritor", y no es otra cosa que un pobre diablo que no sabe hacer ni la O con un canuto. A veces leo sus obras, y siento vergüenza ajena.

16 comentarios:

  1. Muchas gracias por el artículo. Me ha resultado interesante

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  2. ¿Merece también hablar de los representantes, o de momento están libres?

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  3. Muchas gracias por vuestros comentarios. Espero que entendais que hay obras autoeditadas maravillosas, que merecen estar en primera linea de batalla, pero las hay que no están a la altura. Los que comenzamos debemos ser autocríticos, exigentes, y esforzarnos al máximo.

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  4. De acuerdo en todo, Benito. Yo le vengo escapando a la autoedición en papel y solo voy por el camino digital (Kindle e iTunes)
    Creo que haré una pequeña tirada (en Argentina te imprimen de a 10 ejemplares a un precio razonable) solo como un medio más de promoción de la obra.
    ¡Un saludo y suerte con tu novela!

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  5. Hola Benito, no nos conocemos aunque compartimos editorial (Círculo Rojo). Puedo comprender tu mala experiencia y creo que existe de todo, autopublicados con grandes obras y con obras mediocres, así como best sellers que nada tienen de especial y que simplemente están respaldados por una campaña publicitaria impresionante.
    Este mundo es complicado, los autores lo sabemos muy bien. Y por ello simplemente te rogaría que no cayeses en algo por lo que llevo meses luchando: LA SIEMPRE INJUSTA GENERALIZACIÓN. Respeto totalmente cualquier opinión, pero siempre con datos y nombres concretos. El decir frases como "Hay quien se hace llamar escritor y no sabe hacer ni la O con un canuto. A veces leo sus obras y siento vergüenza ajena" me parece una afirmación prepotente y que incluye a muchos en un mismo saco en el cual no deberían estar. Si esa es tu opinión, me parece perfecto, pero da nombres y títulos que la fundamenten. En esta vida hay que ser valiente y no escudarnos en generalizaciones para no decir nombres y obras concretas. Es políticamente más correcto, no lo dudo, pero también más cobarde.
    No conozco tu novela y por lo tanto no puedo decir si cumple estos requisitos que pides para otras obras auto publicadas, pero siempre has de tener en cuenta que quien manda son los lectores, que la novela que a ti te parece de gran calidad, a lo mejor a otros les aburre por muy perfecta que sea. Que esas obras por las que sientes "vergüenza ajena" quizás entretengan más que las tuyas, y que quizás tras un pulido logren un éxito que ni tú ni yo (y que conste que me incluyo) tengamos jamás, y que esa exposición al público sea sólo un primer paso.
    No juzguemos ni caigamos en la trampa de la generalización. Nadie jamás está exento de cometer errores, nadie tiene más derecho que otro a llamarse "escritor"... Preocupémonos de que nuestro trabajo esté bien hecho y no tanto de si el mercado está o no saturado, si determinada obra merece o no ser publicada o de si alguien se denomina o no escritor. Si nosotros mismos no somos capaces de respetar el trabajo de otros autores que comienzan, por muy deficiente que este nos parezca... ¿Qué respeto podemos pedir para nuestras obras? ¿Qué derecho tenemos a juzgar a otros escritores que como nosotros, sólo tratan de hacer lo que les gusta?
    Espero que todos terminemos por darnos cuenta que ninguna crítica convertirá en mejor nuestra obra. Que la proliferación de obras de "supuesta baja calidad" no afectará jamás a los que hagan un buen trabajo y que nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a juzgar o condenar la libertad que todos tenemos a expresarnos y compartir con los demás lo que llevamos en nuestro interior. Un saludo.

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  6. Gracias por tu opinión, Cristina. Me parece muy bien lo que expones, pero un día compré una novela de una editorial que resultó algo infumable, no pasé de las primeras páginas porque no había por ronde cogerlo. Ni que decir tiene que no he vuelto a tomarme en serio ningún libro de esa editorial.
    La generalización no es buena, pero tenemos que valorar nuestro trabajo, sin temor a que se nos tache de prepotentes, como algunos han sugerido a raiz de este artículo. En los tres últimos párrafos hablo de ello, precisamente, aunque entiendas otra cosa.
    Y si no digo nombres, es obvio. No tiene nada que ver con la valentía o la cobardía. No quiero que esto se convierta en un gallinero, aunque ya he dado opiniones más concretas en otros foros. Mi artículo generaliza, y cada cual debe ser lo suficientemente maduro para extraer de él una crítica buena o mala.
    Entre todos tratamos de hacer de la autoedición algo digno, pero tenemos que esforzarnos al máximo.

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  7. Buenos dias yo estoy de acuerdo con la escritora Cristina Caviedes en numero,género y grado...ya nos hemos encontrado en el muro de la editorial Benito así que ya conoces mi opinión.

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  8. Sergio, mucha suerte en tu aventura, aunque estoy seguro de que no la neesitaras. Tienes carisma y amor por los libros, algo muy importante.
    Anne, encantado de volver a leerte. Muchas gracias por tus comentarios.

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  9. Pues Benito, siento discrepar, pero creo que el "gallinero" se forma precisamente al no dar datos concretos y generalizar a un colectivo en su totalidad. De hecho, jamás habrías tenido aquí mi comentario si no lo hubieses hecho así. Llevamos meses y meses luchando porque se nos considere como merecemos (es decir, como autores particulares, sin tener en cuenta la editorial a la que pertenecemos)

    Llevamos mucho tiempo luchando porque no se generalice con opiniones sesgadas. Por eso, me da muchísima pena cuando veo que precisamente un compañero, que además considera su trabajo de calidad a pesar de haberse auto editado, hace declaraciones como las tuyas.

    Para aventurarse en semejante generalización no basta con haber leído una obra como dices: "un día compré una obra de una editorial que me resultó infumable" ¿Una persona coherente juzga a toda una labor editorial por una única obra? ¿Lees a un autor que no te gusta e inmediatamente rechazas a toda una editorial con todos los diferentes autores que pertenecen a la misma?
    Precisamente porque somos maduros, como tu bien dices, tenemos la suficiente madurez como para dar la cara y hablar de casos concretos, y jamás incluir en el mismo saco a todos los autores. Hay mil casos, mil historias, mil particularidades. Para mí no es prepotencia que creas en tu obra y la consideres buena. Te felicito si es así. Lo que considero un acto de prepotencia es el considerar que tienes la suficiente capacidad como para valorar quien merece o no publicar, que obras pueden o no pueden ver la luz, cuando los mismos editores se sorprenden de los resultados de algunos libros.

    Por supuesto que hay que valorar nuestro trabajo, pero yo, a pesar de haber recibido 41 reseñas, todas positivas, siempre tendré la humildad de reconocer que no soy nadie para juzgar el trabajo de otros, para decir quien debe o no debe publicar, jamás pensaré que he alcanzado tal perfección como para permitirme el lujo de criticar el trabajo de otros. No soy perfecta, ni aspiro a serlo, por lo tanto, mientras me mantenga con este continúo espíritu de aprendizaje me preocuparé únicamente por mejorar yo misma, sin preocuparme lo que hagan los demás, no me perjudican otras obras, buenas o malas.
    Lo que si me perjudica, es que me juzguen por mi condición de auto editada y no por mis escritos.

    Espero que tú si tengas ese grado de perfección que te permita valorar con imparcialidad a los que valemos o no para estar en este mundillo, de verdad, y que tu trabajo pueda ser examinado con lupa sin que nadie pueda ser capaz de encontrar el más mínimo error. Yo como no considero haber alcanzado esa "perfección", respeto profundamente a cualquiera que tome la decisión de dejar que sus páginas vean la luz.

    En relación a mi falta de comprensión de tu entrada que me comentas, te diré que un buen escritor es aquel se hace comprender por todos y cada uno de sus lectores. Quizás (sólo quizás) deberías preguntarte si eres capaz de expresarte con suficiente claridad, cuando de hecho, varios escritores, tenemos esa misma falta de "compresión lectora" de tus palabras y hemos pensado exactamente lo mismo al leer tu entrada. ¿No te da eso que pensar?

    Para terminar (y ya te adelanto que no comentaré nada más) te diré que la auto edición no es ningún peligro. Un peligro es que a estas alturas aún continuemos batallando entre nosotros por demostrar que nuestro trabajo es de calidad y el ajeno, no. Un peligro es que no sepamos tener la humildad suficiente como para reconocer que el camino del escritor no termina jamás, que lo que hoy gusta, mañana aburre y a la inversa. Un peligro, un gran peligro, es que la soberbia no nos deje ver que el misterio de que una obra se convierta en algo grande no reside en su ortografía o perfecta maquetación, sino en los sentimientos que despierta en el lector. Un saludo y te deseo mucha suerte en tu camino literario.

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  10. Vaya parrafada! Muchas gracias por tu opinión, Cristina, recogeré tu crítica y la atesoraré a ver si algún día puedo aprender de ella.
    Es una pena que se me tache de soberbio y de prepotente cuando lo que intento es alentar a todos los que, como yo, se inician en este mundillo a no cometer los mismos errores que yo cometí.
    Este tema es bastante espinoso, sobre todo cuando se mezclan las sensibilidades de algunas personas que se ven atacadas en cuanto se habla de la autoedición, como si fueran los unicos autoeditores del mundo. Y no creo que mi obra sea perfecta y las demás malas. Lo que pasa es que hace años que dejé de vivir en las nubes, de creer que todo lo que está encuadernado y maquetado es digno de adoración y respeto. Hay libros que no merecen llamarse así.
    Y ahora se me tachará de reaccionario, y de prepotente, y de más cosas, pero me importa bien poco. Mi opinion no es universal, por descontado, así que cualquiera puede dar la suya libremente, siempre que sea desde el respeto y la coherencia.

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  11. Hablando de opiniones, os dejo unas cuantas de aparte de una amante de los libros llamada Anika, a la que todos conocereis. Y si no, deberíais conocerla:
    http://es-es.facebook.com/permalink.php?story_fbid=261297507243281&id=126780774028289
    Al final va a resultar que no soy el único que piensa así, aunque parezca increible.

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  12. "Hace unos cuantos años, era practicamente imposible publicar un libro con una editorial decente si no tenías un padrino o un apellido que garantizara unas ventas estratosféricas".

    Siento ser cruel, pero no puedo darte credibilidad. Has de tener más cuidado, porque te atreves a afirmar que hay quien hace llamarse escritor y no sabe dibujar la "o" con un canuto, y tú mismo en el principio del texto antepones esa coma terrible delante del verbo (además de otras faltas de ortografía).

    Aplícate el cuento y haz más autocrítica antes de soltar perlas como la citada.

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  13. Raul, gracias por tu comentario, lo tendré en cuenta. Es evidente que yo soy el primero al que le queda mucho por aprender, también soy un principiante en esto de escribir.
    Mucha suerte con tu novela, aunque seguro que no la necesitas.
    Un saludo

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  14. Sí, totalmente de acuerdo. Yo he tenido experiencias de los dos tipos: de autoeditores y de "escritores consagrados". Dos ejemplos de los primeros, personas que, yo diría, no habían leído un libro en su vida, tenían innumerables faltas de ortografía, sintaxis, etc., y además, carentes de autocrítica, muy audaces y orgullosos de su obra. Referente a los escritores "consagrados", hace años, y debido a la enorme publicidad, premios internacionales, y buenas críticas, saqué de la biblioteca pública dos de las novelas de Javier Marías. No pude pasar de las primeras páginas, de lo malísimas que me parecieron. Sin poder entenderlo, busqué en Google "crítica literaria Javier Marías" y encontré una pág. La Fiera Literaria, donde en un estudio de unas 20 págs. llamado "Javier Marías, estafa editorial", desmenuzan parte de su obra. Recomiendo a los curiosos su consulta. En LFL también analizan "obras" de Rosa Montero, Almudena Grandes, Muñoz Molina, y otros, análisis para mí muy acertados.

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    1. Cada vez más a menudo, la clave para que un editor apueste por una obra no es su calidad, sino su "rentabilidad". Eso provoca que el mercado esté copado de obras decepcionantes por parte de los escritores "consagrados".
      Muchas gracias por tu aportación, la web La Fiera Literaria es muy interesante. Yo también la recomiendo.

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