miércoles, 21 de marzo de 2012

Otra estafa editorial...

Hace unos días me enteré de una nueva estafa en el mundillo editorial, más concretamente en el difuso ámbito de la autoedición. Se trata de la Editorial Belgeuse, y es los problemas que ha tenido uno de sus autores, tantos que ha decidido escribir una carta y colgarla en la web para alertar a todos contra estos desalmados. Aquí podeis leer la carta en cuestión.
A todo aquel que se esté iniciando en el complicado mundillo editorial, le recomiendo encarecidamente la lectura de este documento. ahí vereis como el autor, que encargó una edición de 750 ejemplares, se encontró con que habían imprimido menos libros de los acordados, que le estaban liquidando llevandose un porcentaje desorbitado, que su novela llegó a las librerías repleta de faltas de ortografía y con retraso... A mi todo esto me suena, pues ya viví una experiencia similar con mi anterior editorial. De hecho, Caraballo se sigue comercializando en la tienda Amazon sin que yo haya dado permiso para ello, a un precio desorbitado y sin saber de dónde sacarán los libros, en caso de que se venda alguno, si las últimas unidades que no estan en librerías las tengo yo en mi poder. Cuando leo casos como el de este pobre autor, cuyo mayor pecado fue la ambición de querer ver su obra publicada, siento vergüenza de que aun existan degenerados capaces de aprovecharse de la ilusión de los demás, haciendo promesas que despues no cumplen y exigiéndoles unas cantidades a todas luces desorbitadas.
La experiencia del autor citado más arriba viene a confirmar que el terreno de la autoedición es sumamente peligroso y resbaladizo, y que hay que andarse con siete ojos si no se quiere terminar estafado y con un palmo de narices ante las argucias de algunas sanguijuelas que se hacen llamar editores. Por fortuna, mi última experiencia con la editorial Círculo Rojo ha sido enriquecedora y, pese a mi desconfianza inicial, ha estado llena de momentos mágicos, como el de la elección de la portada.
La autoedición sigue avanzando, y poco a poco está convirtiéndose en una opción de lo más rentable incluso para algunos escritores de prestigio que abandonan sus editoriales tradicionales, harto de la disciplina impuesta y la actitud dictatorial de algunos editores, para embarcarse en la aventura de la autoedición. Ni que decir tiene que para dichos autores la autoedición es una mina, ya que no necesitan luchar tanto para que sus libros se vendan como los que, como yo, estamos empezando en este mundillo. Hace poco tuve constancia de un suceso que es digno de contar.
La editorial británica Hachette Book Group, en la que publican autores superventas como Michael Connelly, Ian Ranking y James Patterson, entre otros, ha enviado una misiva a sus autores para recordarles "por qué la autoedición es una mala opción", y la importancia de la figura de un buen editor para que los libros lleguen a la venta con el mejor acabado y la difusión adecuada. El autor de best-sellers J.A. Konrath decidió contestar al comunicado con el escueto mensaje que transcribo a continuación:

Los editores deben dejar de tratar de convencerse a sí mismos y a otros de su importancia, y empezar a ser importantes de verdad. He aquí cómo:

1. Ofreciendo mayores regalías a los autores.

2. Publicando los títulos con mayor rapidez. Pueden 18 meses entre que un libro se entrega y sale al mercado. Yo mismo puedo hacerlo en una semana.

3. Utilizando métodos de contabilidad actualizados que puedan ser controlados por el autor, y pagando las regalías mensualmente.

4. Bajando los precios de los libros digitales.

5. Deteniendo la lucha en vano contra la piratería.

6. Haciendo un marketing eficaz. Los anuncios y publicación del catálogo no son suficientes. Tampoco lo es que el sello editorial tenga una cuenta en Twitter.


Todo este asunto da que pensar, y es que la autoedición está dejando de ser el patito feo del que todas las editoriales se avergüenzan para convertirse en un cisne que todo el mundo desea acariciar. Desde autores consagrados hasta nuevos autores que pronto serán algo más. Os dejó aquí la carta de HBG y la respuesta de Konrath.
Espero que estas reflexiones sirvan a quien, como yo, se inicia en este complicado mundillo editorial. Mantened los ojos muy abiertos, y no dejad de escribir.

sábado, 3 de marzo de 2012

¿Por qué escribir?

Hace años surgió la creencia de que el escritor creaba mundos entre las páginas de sus manuscritos con los que escapar de una existencia vacía y aburrida, como si de un refugio se tratasen. No es mi caso, pues mi vida es bastante completa y no hay nada de lo que desee escapar ahora mismo. Soy feliz, por muchas cosas, y a pesar de muchas otras, así que esa necesidad de escribir para escapar del día a día no puede aplicarse en mi caso.
Hay escritores que escriben por dinero. Esta es su profesión, y se dedican a ella con la misma religiosidad (y puede que con el mismo entusiasmo) con la que otros acuden a su trabajo cada día. A menudo, esta dependencia económica de la escritura hace que surjan libros penosos, más inspirados por la obligación de cumplir los plazos fijados que por las musas, pero hay ocasiones en las que esta dedicación da lugar a textos maravillosos. Hace poco leí que cada escritor debe tener un diez por ciento de talento, y un noventa por ciento de trabajo. Es muy duro encontrar tiempo para escribir, lo sé por propia experiencia, y por suerte mi sustento no proviene de la literatura. Tengo un trabajo que me gusta mucho, y escribir para mí es un hobby, aunque albergo la esperanza de que algún día se convierta en algo más.
Un amplio porcentaje de escritores, aunque se esfuercen en negarlo, escriben por una inquietante necesidad de satisfacer su ego. Necesitan ver su nombre en boca de la gente, y aparecer reseñados en cientos de blogs y páginas especializadas. Para este tipo de escritores, que el libro se ponga a la venta en el Corte Ingles es un éxito. Y da igual que nadie lo compre, eh. Con que esté es suficiente. Hay de todo en esta categoría, incluso escritores ya consagrados que no persiguen ventas, sino tan sólo airear su nombre. Tampoco me identifico con este tipo de escritores, pues lo que la gente diga o piense de mí me importa bien poco.
Asi pues, en mi caso la respuesta a la pregunta que da título a esta entrada no se encuentra entre las anteriores. A decir verdad, no podría decir que hubiera un único motivo por el que me guste escribir, y por el que sueñe con fabricar historias que vuelen a todos los lugares del planeta. Tengo muchas historias en la cabeza, tantas que no sería capaz de escribirlas ni aunque viviera cien veces seguidas, así que sólo puedo sacar unas cuantas e intentar contarlas lo mejor posible.
Ayer estuve en Sanlucar de Barrameda, en la presentación de la última novela de Felix J. Palma. Un acto bonito y emotivo muy recomendable para cualquier amante de los libros. Me resultó una persona sencilla y humilde, lejos del paradigma del escritor huraño y borracho de éxitos que sólo baja de la nube para pavonearse ante el resto de los mortales. Le pedí que me dedicara su novela, y aproveché para pedirle también algún consejo que me guiara en este retorcidllo mundillo editorial. Sólo unas cuantas palabras garabateadas en la contraportada sirvieron de consejo además de dedicatoria:

"Cree en ti mismo, y nunca pierdas la fé"

No creo que haya un consejo mejor para quien, como yo, se inicia en estas lides. Muchas son las trabas y las zancadillas con las que el escritor primerizo se encuentra en su camino, y sólo la perseverancia y la confianza en sí mismo y en lo que escribe harán que no deje de escribir para concentrarse en otros menesteres menos exigentes.
No sé por qué escribo. Sólo se que no voy a dejar nunca de hacerlo.