lunes, 30 de septiembre de 2013

Una reforma a destiempo



Una reforma a destiempo

«Mira, es muy fácil».
Le digo que no, que no hace falta que me enseñe nada, pero insiste.
«Si es sólo un momento, ya lo verás».
Hace clic en el enlace y se abre una ventana emergente. Una caja de diálogo le pregunta si quiere guardar el archivo o ejecutarlo. Lo ejecuta, obviamente, con la desgana de quien ha repetido ese mismo gesto un millón de veces antes. En menos de dos minutos tiene una novedad editorial descargada en su ordenador, y yo sin aliento. No hace ni tres horas desde que ese libro salió al mercado, pienso. Mi amigo me obsequia con una sonrisa socarrona, orgullosa. Como si en lugar de descargarse una novela hubiera accedido a los ordenadores centrales del Pentágono, jugándose la libertad.
«No voy a pagar por algo que puedo conseguir gratis», razona, y estoy a punto de darle la razón. Eso me lleva a pensar que la piratería no es un problema de educación ni de valores, como nos quieren hacer creer desde ciertos foros. El germen de la piratería es la impunidad, la facilidad con la que cualquier usuario con un nivel mínimo de conocimientos de informática puede acceder a contenidos que no deberían estar ahí. Páginas web que todo el mundo conoce pero que, inexplicablemente, continúan funcionando como si nada.
La reforma del código penal contempla penas de hasta seis años para los responsables de las páginas que ofrezcan contenidos protegidos. Resulta evidente que esta medida por sí sola apenas perturbará el negocio de la piratería en España, y que debería ir acompañada de una campaña de concienciación del ciudadano y de revitalización de la industria cultural. Introducir penas para los responsables de los principales proveedores de obras protegidas no es una simple concesión ante las voces que reclaman más control en este sentido, sino algo necesario y fundamental si queremos avivar un sector cultural y editorial que languidece por momentos.
La última editorial en darse por vencida ha sido Libros del Silencio. Entre los motivos con los que explicaban su cese se encontraban «la piratería y los graves problemas económicos». Para ellos, la reforma del código penal llega tarde. ¿Cuántas editoriales más tendrán que echar el cierre antes de que se tomen las medidas oportunas para evitar la piratería y el enriquecimiento de quienes negocian con lo que no es suyo?


viernes, 20 de septiembre de 2013

Reseña en la web "Libros que hay que leer"

Hace unos días se cumplieron dos años de la salida al mercado de mi segunda novela. Dos años de alegría, de aprendizaje, de conocer a personas interesantes y de luchar por conseguir visibilidad entre el mar de novedades editoriales que inunda cada mes las librerías.
¿Qué mejor manera de celebrar este segundo aniversario que recibiendo una reseña tan positiva y entusiasta como la que me dedican en la web Libros que hay que leer? No se me ocurre ninguna, así que os dejo el enlace para que le echeis un vistazo:


Ya os podéis imaginar la "cara de tonto" que se me quedó al leer esta crítica. ¡Orgulloso es poco!

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Es nuestro momento



Es imposible eludir la realidad incierta y sombría que nos rodea, ni ignorar que nos ha tocado vivir una época de miseria y vanas esperanzas. Este ha sido un verano agridulce, cuyo pan de cada día ha sido el conflicto en Siria, el aumento del paro hasta cifras desorbitadas, la sombra de la corrupción que pende sobre el gobierno y que amenaza con extenderse sobre la familia real…
Si bien es cierto que este blog es un lugar dedicado al mundillo editorial, y no a la actualidad nacional, no creo que sea posible separar ambos conceptos tan fácilmente. El pesimismo generalizado también influye en la calidad y la temática de las novedades editoriales, sólo hay que observar cómo el género negro se va imponiendo al resto de novedades editoriales. No en vano se trata de un género que surgió durante la Gran Depresión de 1929, como respuesta a la demoledora crisis mundial que tuvo lugar durante la década de los años treinta y cuarenta. Es imposible que, con la que está cayendo, no se produzca una nueva época de esplendor de este tipo de literatura.
No obstante, tengo la firme creencia de que poco a poco todo volverá a su cauce, y de que esta etapa postvacacional puede ser un punto de inflexión a partir del cual sucedan cosas maravillosas.
La penosa situación que nos ha tocado vivir debe ser una excusa para leer, escribir, dibujar y
realizar cualquier tipo de actividad creativa. La imaginación es un arma muy poderosa, y si se utiliza con sabiduría puede hacer del mundo un lugar mejor.
Aprovecho este alegato para dirigirme a todos los creadores, sean de la disciplina que sean: es vuestro momento. La gente os necesita. Contad historias para aliviar las penas de los miserables; esculpid obras de arte que hagan del mundo un lugar más bello; pintad cuadros que adornen las vidas más grises.
El mundo necesita que uséis vuestra imaginación.