miércoles, 26 de marzo de 2014

Llegó la hora. "Consummatum Est"



La trilogía que ha revolucionado el panorama de la novela negra española llega a su fin. El camino abierto con Memento mori y Dies irae concluye con la publicación de Consummatum est, la última novela del joven escritor vallisoletano César Pérez Gellida. Y se trata, a mi entender, de un broche de oro.

Si bien es cierto que cada título de la trilogía tiene su propio ADN, Consummatum est es más, mucho más que sus predecesoras. De alguna manera es como si el autor hubiera aprovechado sus dos primeras novelas para coger impulso y echar el resto en la tercera. Con un comienzo arrollador, Pérez Gellida nos sumerge en la persecución de Augusto Ledesma a través de media Europa sin darnos ni un respiro. Ni falta que hace.
Conforme se avanza en la lectura el ritmo, lejos de apaciguarse, se vuelve cada vez más frenético, convirtiendo el paso de las páginas en un acto innegociable y perentorio al que pocos lectores conseguirán resistirse.
Si Memento mori es un thriller de manual y Dies irae profundiza en las zonas más oscuras de la mente humana, en Consummatum est el autor da otra vuelta de tuerca más, sorprendiendo con una línea argumental sólida y una buena carga de intriga que sabe dosificar y mantener a lo largo de toda la trama a base de recursos narrativos que recuerdan a algunas de las mejores novelas de Juan Gómez-Jurado o Michael Connelly, por citar sólo dos.
Los personajes no sólo conservan su estructura y personalidad, sino que además evolucionan y sufren las secuelas de las experiencias vividas a lo largo de la trilogía. Del mismo modo, la aparición de nuevos personajes aporta frescura a la trama, destacando la incorporación del comisario Olafson, un personaje carismático y bien construido con reminiscencias del John Rebus de Ian Rankin y del Harry Hole de Jo Nesbø. 
No queda otra que recomendar la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, un auténtico placer para los amantes del género policiaco que verán saciadas sus ansias de novela negra con tres novelones de los que hacen historia.
César Pérez Gellida lo ha vuelto a conseguir.


lunes, 17 de marzo de 2014

El papel del editor en todo esto




Desde hace algunas semanas estoy viviendo una experiencia completamente nueva para mí. Al autoeditar mis primeras novelas tuve que afrontarlo todo yo sólo, desde el exhaustivo proceso de corregir y pulir el texto hasta la promoción y difusión del libro pero, desde que firmé con Quorum Editores, algo está cambiando.
Escribir es un acto íntimo. Un buen manuscrito es el resultado de muchas horas de soledad y es un gustazo ver a otras personas mimando y cuidando el texto en el que tanto tiempo he invertido. El equipo de Quorum Editores está tan interesado como yo en que mi nueva novela llegue a las librerías en las mejores condiciones posibles, y no me refiero sólo a la corrección ortotipográfica y de estilo, que también. Me refiero a todas aquellas sugerencias, apuntes y recomendaciones destinados a enriquecer el texto y pulir todos los detalles que pude pasar por alto en el momento de escribirlo.
En ningún caso se trata de modificar el argumento, algo que por otro lado sería tremendamente arduo y costoso. Creo que una buena edición es el resultado del trabajo conjunto e indivisible de autor y editor, y esto sólo se consigue si ambos caminan en la misma dirección y hacia unos mismos objetivos.
La buena disposición de mis editores en las primeras fases de este proyecto me llena de optimismo y me hace pensar en un futuro muy prometedor. Estoy seguro de que cuando tenga que pelear por la visibilidad de mi nueva novela no estaré sólo.