Hace años surgió la creencia de que el escritor creaba mundos entre las páginas de sus manuscritos con los que escapar de una existencia vacía y aburrida, como si de un refugio se tratasen. No es mi caso, pues mi vida es bastante completa y no hay nada de lo que desee escapar ahora mismo. Soy feliz, por muchas cosas, y a pesar de muchas otras, así que esa necesidad de escribir para escapar del día a día no puede aplicarse en mi caso.
Hay escritores que escriben por dinero. Esta es su profesión, y se dedican a ella con la misma religiosidad (y puede que con el mismo entusiasmo) con la que otros acuden a su trabajo cada día. A menudo, esta dependencia económica de la escritura hace que surjan libros penosos, más inspirados por la obligación de cumplir los plazos fijados que por las musas, pero hay ocasiones en las que esta dedicación da lugar a textos maravillosos. Hace poco leí que cada escritor debe tener un diez por ciento de talento, y un noventa por ciento de trabajo. Es muy duro encontrar tiempo para escribir, lo sé por propia experiencia, y por suerte mi sustento no proviene de la literatura. Tengo un trabajo que me gusta mucho, y escribir para mí es un hobby, aunque albergo la esperanza de que algún día se convierta en algo más.
Un amplio porcentaje de escritores, aunque se esfuercen en negarlo, escriben por una inquietante necesidad de satisfacer su ego. Necesitan ver su nombre en boca de la gente, y aparecer reseñados en cientos de blogs y páginas especializadas. Para este tipo de escritores, que el libro se ponga a la venta en el Corte Ingles es un éxito. Y da igual que nadie lo compre, eh. Con que esté es suficiente. Hay de todo en esta categoría, incluso escritores ya consagrados que no persiguen ventas, sino tan sólo airear su nombre. Tampoco me identifico con este tipo de escritores, pues lo que la gente diga o piense de mí me importa bien poco.
Asi pues, en mi caso la respuesta a la pregunta que da título a esta entrada no se encuentra entre las anteriores. A decir verdad, no podría decir que hubiera un único motivo por el que me guste escribir, y por el que sueñe con fabricar historias que vuelen a todos los lugares del planeta. Tengo muchas historias en la cabeza, tantas que no sería capaz de escribirlas ni aunque viviera cien veces seguidas, así que sólo puedo sacar unas cuantas e intentar contarlas lo mejor posible.
Ayer estuve en Sanlucar de Barrameda, en la presentación de la última novela de Felix J. Palma. Un acto bonito y emotivo muy recomendable para cualquier amante de los libros. Me resultó una persona sencilla y humilde, lejos del paradigma del escritor huraño y borracho de éxitos que sólo baja de la nube para pavonearse ante el resto de los mortales. Le pedí que me dedicara su novela, y aproveché para pedirle también algún consejo que me guiara en este retorcidllo mundillo editorial. Sólo unas cuantas palabras garabateadas en la contraportada sirvieron de consejo además de dedicatoria:
No creo que haya un consejo mejor para quien, como yo, se inicia en estas lides. Muchas son las trabas y las zancadillas con las que el escritor primerizo se encuentra en su camino, y sólo la perseverancia y la confianza en sí mismo y en lo que escribe harán que no deje de escribir para concentrarse en otros menesteres menos exigentes.
No sé por qué escribo. Sólo se que no voy a dejar nunca de hacerlo.
Un amplio porcentaje de escritores, aunque se esfuercen en negarlo, escriben por una inquietante necesidad de satisfacer su ego. Necesitan ver su nombre en boca de la gente, y aparecer reseñados en cientos de blogs y páginas especializadas. Para este tipo de escritores, que el libro se ponga a la venta en el Corte Ingles es un éxito. Y da igual que nadie lo compre, eh. Con que esté es suficiente. Hay de todo en esta categoría, incluso escritores ya consagrados que no persiguen ventas, sino tan sólo airear su nombre. Tampoco me identifico con este tipo de escritores, pues lo que la gente diga o piense de mí me importa bien poco.
Asi pues, en mi caso la respuesta a la pregunta que da título a esta entrada no se encuentra entre las anteriores. A decir verdad, no podría decir que hubiera un único motivo por el que me guste escribir, y por el que sueñe con fabricar historias que vuelen a todos los lugares del planeta. Tengo muchas historias en la cabeza, tantas que no sería capaz de escribirlas ni aunque viviera cien veces seguidas, así que sólo puedo sacar unas cuantas e intentar contarlas lo mejor posible.
Ayer estuve en Sanlucar de Barrameda, en la presentación de la última novela de Felix J. Palma. Un acto bonito y emotivo muy recomendable para cualquier amante de los libros. Me resultó una persona sencilla y humilde, lejos del paradigma del escritor huraño y borracho de éxitos que sólo baja de la nube para pavonearse ante el resto de los mortales. Le pedí que me dedicara su novela, y aproveché para pedirle también algún consejo que me guiara en este retorcidllo mundillo editorial. Sólo unas cuantas palabras garabateadas en la contraportada sirvieron de consejo además de dedicatoria:
"Cree en ti mismo, y nunca pierdas la fé"
No creo que haya un consejo mejor para quien, como yo, se inicia en estas lides. Muchas son las trabas y las zancadillas con las que el escritor primerizo se encuentra en su camino, y sólo la perseverancia y la confianza en sí mismo y en lo que escribe harán que no deje de escribir para concentrarse en otros menesteres menos exigentes.
No sé por qué escribo. Sólo se que no voy a dejar nunca de hacerlo.
¡Qué buen consejo! "Cree en ti mismo". Yo añadiría (aunque no soy nadie) y "Sé tú mismo".
ResponderEliminarTienes mucha razón cuando dices que hay demasiadas personas a las que no les basta con escribir: quieren figurar. Y la red les ha dado una excelente forma de seguir nutriendo su ego. ¡Pobrecillos!
ResponderEliminarMuy buen consejo y, a veces, necesario. Me ha hecho gracia eso de que muchos escriben para satisfacer su ego y que para ellos es un éxito que su libro esté en el Corte Inglés. Tienes toda la razón, conozco alguno de ellos. No sé si será porque no soy una escritora famosa y eso me queda muy lejos, pero para mí, que escribir es una pasión y, al igual que tú, no es mi medio de vida (aunque me gustaría muchísimo) a este tipo de escritores no les encuentro la verdadera esencia de la literatura: el amor a las palabras, o por lo menos no de forma prioritaria. (Igual estoy equivocada, pero esa es la sensación que me da)
ResponderEliminarSaludos
Lola Sancho
Hermano no sabes lo bien que me ha hecho leer este texto. La literatura en mi caso es una pasión que corre por mis venas. No escribo por dinero, ni fama (aunque nadie puede negar que el sueño de todo escritor es que la gente lo lea) sin embargo mi pasión es el poder plasmar las historias que rondan en la cabeza. Tarde o temprano nuestro libro llegará. Como dijo Picasso "La inspiración existe, pero debe encontrarte trabajando", amo realmente mi trabajo, pero la literatura, es una pasión del corazón. Gracias por este post. Y esas palabras que me llevo marcadas en el alma. Un enorme abrazo.
ResponderEliminarpd. He vuelto al blog, pido disculpas por el abandono, espero verte por allá de nuevo :D