El pesimista está
convencido de que la vida es injusta. De que la suerte siempre sonríe a los
mismos y que el destino se empeña en negarle aquello que cree merecer por derecho
propio.
El pesimista siempre
encuentra excusas para su infelicidad. Se emperra en su discurso y se regodea
en sus propias miserias en vez de buscar la forma de superarlas.
Siempre he sido de
natural optimista y la vida me ha enseñado que el trabajo duro siempre,
siempre, da sus frutos. Que la frustración y el desánimo son sólo barreras que nos
ponemos nosotros mismos y que nos impiden ver más allá. El entusiasmo y la
seguridad en lo que hacemos son herramientas fundamentales a la hora de encarar
el futuro con ilusión.
La búsqueda de editorial
es un proceso desalentador. Es fácil frustrarse mientras se espera una llamada
o un mensaje que nunca llega, o llega tarde y no es el que esperábamos. En un
momento dado, el pesimista arrojará la toalla y decidirá dedicar sus esfuerzos
a otra tarea menos ingrata y con metas más asequibles. Traducido: elegirá el
camino fácil.
Escribir es una carrera
de fondo. Las prisas por publicar no son buenas y siempre hay tiempo para pulir
un texto, volver a corregirlo, darle otra vuelta de tuerca hasta convertirlo en
un manuscrito digno y capaz de convencer a algún editor valiente. Lo que tenga
que llegar, llegará.
Ilusión, constancia,
esfuerzo, entusiasmo, son cualidades que cualquier escritor primerizo como el
que suscribe debe derrochar si no quiere quedarse en el camino y perder la
oportunidad de alcanzar sus sueños. Porque la vida es dura, nadie dijo lo
contrario, y si no estás dispuesto a pelear por lo que quieres es que no estás
vivo.
Sublime Benito!! una verdad como un templo. Siempre viene bien leer algo que levanten las ganas de seguir escribiendo.
ResponderEliminarUn abrazo compañero!!
Gracias, Daniel. El trabajo duro es la clave del éxito. Tú sabes de lo que hablo. Un saludo.
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