jueves, 26 de julio de 2012

Medicina contra la crisis


España, y el mundo en general, vive actualmente una de las épocas más duras que se recuerdan. Con un país estancado, hipotecado y endeudado, y unas condiciones laborales que, poco a poco, parecen volver a los tiempos de los caciques, puede que no sea el ambiente idóneo para dar rienda suelta a la imaginación y a la creatividad. La mayoría de los que apostamos por la creación literaria vemos la oscuridad a nuestro alrededor y no podemos sino preguntarnos si nuestros esfuerzos servirán para algo. Si las editoriales suelen apostar poco por autores primerizos, muchos son los que dudan  que lo hagan en los tiempos tan inciertos que vivimos actualmente.
Para mí, escribir es la mejor medicina contra la decadencia y el malestar que veo a mi alrededor. Cuando estoy inmerso en la escritura, todo lo que hay a mi alrededor se vuelve difuso, y me concentro plenamente en conseguir que la página en blanco que tengo frente a mí cobre vida y me haga volar hasta un lugar mejor, o puede que peor, pero, al fin y al cabo, mío.

Cabe recordar que el siglo XVII fue uno de los más negros de nuestra historia y, sin embargo, fue una época grandiosa para las artes. La negrura y el pesimismo que los envolvía espolearon a poetas, escultores, pintores y demás artistas a transformar la realidad creando algunas de las obras más grandes de la humanidad. Propongo a todos los escritores primerizos que den con este espacio a que tomen ejemplo de los que ya lo hicieron en su día Quevedo, Calderón de la Barca o Góngora. El mundo necesita imaginación, necesita historias, esculturas y dibujos que hagan reír y llorar, que nos lleven a países lejanos, o que transformen lo que nos rodea. Tenemos una importante misión: la de llevar a los corazones de todo aquel que quiera evadirse la posibilidad de hacerlo. Abrir puertas y ventanas donde no las hay, y hacer que nuestra imaginación traiga mejores noticias que las de los telediarios.
No dejéis que os hunda el pesimismo, y no perdáis las ganas de contar historias. Que vuestras palabras sirvan para alegrar el corazón a otros, además del vuestro.
No dejéis nunca de escribir.

martes, 10 de julio de 2012

Mi experiencia en la Feria del libro de Cádiz 2012

En mi pequeña gira por las Ferias del libro, había una que tenía para mí un significado muy especial. Cádiz es la ciudad que me vio nacer, el lugar donde me he criado, y la feria del libro de mi ciudad me trae recuerdos muy gratos. De pequeño siempre andaba dándole la tabarra a mis padres para que me llevaran, y así poder perderme en un mar de libros y actividades. Poder participar en esta feria, y hacerlo con mi segunda novela, es un sueño hecho realidad.
De todas las ferias en las que he estado, en ninguna he estado más nervioso que en esta. La organización preparó una presentación de mi novela por todo lo alto, y varias librerías de Cádiz me brindaron su espacio y su apoyo incondicional para la firma de libros. Quiero dar las gracias a mis amigas de Las Libreras, en especial a Auxi por sus bonitas palabras en una entrevista en el Diario de Cádiz. También a Dina por dejarme un huequecito en el stand de Alejandría, y a mis amigos de Q&Q, Tere y Miguel Angel, por su apoyo. También a la distribuidora Quadix Libros, por su amabilidad y por los valiosos consejos que me dieron la tarde que pasé con ellos.
Una gran experiencia que estoy seguro repetiré el año que viene. Cada feria a la que voy me enseña cosas nuevas y me hace conocer a gente maravillosa, y la de Cádiz no ha sido menos. He podido compartir puntos de vista con otros escritores de mi ciudad, con los que tengo más en común de lo que pensaba, y a los que aprovecho para desearles lo mejor, aunque estoy seguro de que no lo necesitan.

miércoles, 4 de julio de 2012

Mi Experiencia en la Feria del libro de Sevilla 2012

Después de años asistiendo como espectador, por fin he tenido ocasión de cumplir uno de mis sueños: participar en la Feria del libro de Sevilla, una de las más importantes de Andalucía.

La competencia era feroz, compartiendo cartel con autores de la talla de Andres Pérez Domínguez, Pilar Urbano, Javier Sierra o el mismísimo Gerónimo Stilton (sí, estaba allí). La Montblanc temblaba en mi bolsillo, tan inquieta como yo de formar parte de tan magno evento. Y es que no era para menos...
Los amigos de la Librería Anabel y de la Librería Siglo 21 me dieron la oportunidad de promocionarme en sus casetas, y ni siquiera el temible calor que azotó Sevilla durante los dos días que estuve allí pudo con nuestras ganas de luchar. La búsqueda de lectores fue ardua, aunque gratificante, como siempre, y mi novela tuvo una gran acogida, mucho mejor de lo que esperaba.
Algunos insignes escritores que acudían a la feria lo hacían rodeado de un séquito de editores, distribuidores y amigos, que daban notoriedad al asunto y les mimaban para que el evento fuera más llevadero. Yo sólo fui con mi pareja, pero ambos llevábamos un enorme saco de ilusión a la espalda que no dudamos en utilizar para contagiar con nuestro entusiasmo a todo el que pasaba por allí. Repartimos marcapáginas entre los transeuntes, y contamos con la inestimable ayuda de algunos libreros que hicieron la lucha más igualada (¡Gracias, Eva!).
Una feria mágica, a la que he sido invitado a volver el año que viene y de la que me llevo, además del grato recuerdo de los amigos que hice allí, el cariño de todos los sevillanos que aquel día se acercaron para interesarse por mi novela. Muchas gracias a todos.